Las temperaturas elevadas del verano pueden influir en los tratamientos farmacológicos, particularmente en los de pacientes crónicos y ancianos, la mayoría de ellos polimedicados.
Grupos de riesgo
Personas de edad avanzada, lactantes, niños, dependientes, crónicos y polimedicados son los grupos de pacientes más susceptibles de padecer problemas relacionados con el calor. Pero también deberán extremar las precauciones los pacientes tratados con determinados medicamentos como es el caso de los diuréticos, que pueden facilitar la pérdida de líquidos, y de los antidepresivos y tranquilizantes, que impiden que el organismo pierda calor.
También hay medicamentos que aumentan los efectos del calor, como por ejemplo los antihipertensivos, que disminuyen la presión arterial. Asimismo, la deshidratación puede aumentar el efecto del medicamento, reduciendo la eliminación del fármaco.
Recomendaciones sobre el buen uso de los medicamentos en caso de ola de calor
- Controlar regularmente junto al médico el estado de hidratación.
- Revisar con el médico los fármacos que está tomando, identificando aquellos que pueden alterar la adaptación del organismo al calor y suprimir los inadecuados o que no sean indispensables.
- Evitar la toma de antinflamatorios no esteroideos (AINE) cuando haya riesgo de deshidratación.
- No tomar paracetamol en caso de insolación, ya que no es eficaz.
- Tener precaución con los diuréticos, ya que se debe compensar la ingesta de líquidos y de sodio.
- No tomar ningún medicamento sin consejo médico, incluidos los fármacos sin receta.
- No reducir ni interrumpir los tratamientos sin consultar al médico.
Conservación de los medicamentos
En caso de ola de calor hay que extremar los cuidados con el fin de evitar que el medicamento se vea afectado y se ponga en riesgo su eficacia o su seguridad. Se deben observar las condiciones especiales de conservación que figuran en el envase de cada medicamento, ya que existen medicamentos que deben conservarse entre 2 y 8°C o a una temperatura inferior a 25 ó 30°C y otros medicamentos que no tienen menciones específicas de conservación.
En caso de temperaturas elevadas los medicamentos que se conservan entre 2 y 8°C deben utilizarse tan pronto como se hayan sacado del frigorífico. A la hora de transportarlos se puede utilizar un embalaje isotérmico refrigerado pero sin congelar el producto.
En cuanto a los medicamentos conservados a una temperatura inferior a 25 ó 30°C, no tiene consecuencias negativas el rebasar puntualmente (algunos días o algunas semanas) dichas temperaturas aunque se debe evitar la exposición prolongada. En caso de transporte se aconseja utilizar embalaje isotérmico no refrigerado.
En aquellos medicamentos conservados a temperatura ambiente, no debe preocupar la exposición de estos medicamentos a altas temperaturas, como las observadas durante los períodos de ola de calor.
Formas farmacéuticas como supositorios, óvulos y cremas, son bastante sensibles a temperaturas elevadas. Normalmente, estos productos suelen tener un aspecto diferente del habitual tras una exposición a altas temperaturas, por lo que resulta fácil pensar que no se encuentran en buen estado y no deben ser consumidos.
En definitiva, una mala conservación de los medicamentos puede provocar problemas de salud, que podrían evitarse si los medicamentos se conservan en lugares secos, frescos y no expuestos directamente a la luz del sol, ni a temperaturas elevadas.
Para obtener más información se recomienda consultar la página de Internet del Ministerio donde se describe el Plan de Prevención de Efectos de Altas Temperaturas.
Farmacéutico Comunitario de Terrinches.
Vocal de Farmacia Rural del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real.