¿Qué es el Insomnio y como se trata?

“Sueño reparador, respiración fácil, cuerpo sano” es el lema para celebrar el Día Mundial del Sueño, con el objetivo de llamar la atención sobre distintos problemas vinculados al sueño, así como para promover la prevención, la educación y una mejor comprensión de un grupo de trastornos que afectan a la salud y calidad de vida de prácticamente la mitad de la población mundial.

El sueño puede ser definido como un estado reversible de disminución de la consciencia, en el que se produce una reducción de la capacidad motora y de la respuesta al medio ambiente. Es necesario para mantener una actividad fisiológica equilibrada y, por tanto, es fundamental para el bienestar, la calidad de vida y el normal funcionamiento del individuo.

En consecuencia, la perturbación del sueño, consiste en la incapacidad o dificultad para conciliar el sueño, bien porque no se consigue dormir de un tirón, o porque la cantidad de horas que se duerme no es suficiente para levantarse descansado, hasta el punto de que puede tener efectos perjudiciales sobre el metabolismo y el sistema endocrino que equivalen a un envejecimiento acelerado del cuerpo y poder aumentar la gravedad de ciertos trastornos crónicos relacionados con la edad.

En general, se habla de insomnio cuando:

  • Se tarda más de 30 minutos en conciliar el sueño.
  • Se despierta más de 5 veces por la noche.
  • Duerme menos de 5 horas durante 5 días a la semana.
  • Se considera un problema cuando se presenta varias noches seguidas, o durante semanas o meses. Esta falta de sueño genera cansancio y afecta a la vida diaria de las personas que lo padecen.

Tradicionalmente, se clasifican los tipos de insomnio en función de su intensidad, duración y naturaleza:

  • Intensidad: leve, moderada o grave.
  • Duración: transitorio (2-3 días), de corta duración (1-3 semanas) o de larga duración (más de 3 semanas).
  • Naturaleza:
    • Insomnio de conciliación, se tarda más de 30 minutos en conciliar el sueño.
    • Insomnio de mantenimiento cuando el sueño se interrumpe durante la noche y resulta difícil volver a conciliarlo.
    • Despertar precoz.

¿Por qué no puedo dormir?, el estrés, entornos muy ruidosos, temperaturas extremas y cambios de horarios, pueden alterar el sueño, impidiendo su conciliación, interrumpiéndolo a media noche… Además se debe saber que existen algunos medicamentos que pueden producir insomnio como descongestionantes, antidepresivos, antihipertensivos, anticonceptivos, broncodilatadores. El consumo habitual de sustancias excitantes como el café, la cola, la nicotina y el exceso de alcohol, también puede producir insomnio en personas sensibles a estas sustancias.

¿Qué hacer?, parece muy fácil dar consejos para evitarlo, diciendo que hay que relajarse y dejar los problemas de lado, pero esto no siempre se consigue y, a pesar de los buenos propósitos, no se puede conciliar el sueño.

En el tratamiento de insomnio se deben tener en cuenta tanto medidas de carácter no farmacológico (higiene y psicoterapia), como distintos tratamientos farmacológicos de acuerdo con la fisiología y en función de la gravedad y duración de la sintomatología. Cualquier opción terapéutica debe pasar necesariamente por una adecuada higiene del sueño, es decir, la realización sistemática de una serie de medidas relacionadas con el estilo de vida de la persona, previniendo comportamientos afianzadores del insomnio y potenciando aquellos hábitos que mejoran la calidad del sueño.

El papel del farmacéutico es relevante, debe proporcionar una información clara, concisa y rigurosa de lo que es este problema de salud, de cómo puede prevenirse, de las enfermedades con las que puede relacionarse y de las posibles complicaciones que pueden surgir si no se atiende adecuadamente.

Tiene un papel ineludible como educador sanitario también en el aspecto específico, además de actuar directamente cuando detecte un problema de insomnio leve, mediante la dispensación de fármacos que no requieran receta médica. Igualmente debe orientar sobre la derivación del paciente al médico cuando estime que sea necesario, como por ejemplo a cualquier persona con síntomas persistentes o crónicamente intermitentes, a aquellos con enfermedades crónicas orgánicas o psiquiátricas…

Benzodiazepinas y otros derivados como el “zolpidem” y “zoplicona”, pueden ser ejemplos de prescripción médica para el tratamiento del insomnio. Los antihistamínicos son menos eficaces como hipnóticos y tampoco están exentos de riesgos, por lo que se manejan como tratamiento de episodios puntuales.

Como alternativas, nos pueden ayudar las plantas medicinales para conciliar el sueño porque disminuyen el nerviosismo y la ansiedad, este es el caso de la Valeriana y Pasiflora. Para favorecer la relajación tenemos la Amapola que es un sedante suave para el tratamiento del insomnio inicial, recomendada para niños y ancianos. También el Lúpulo que disminuye suavemente la ansiedad.

Para mejora la calidad del sueño porque disminuyen la ansiedad y las palpitaciones de origen nervioso, está la Amapola de California y el Espino Blanco.

Frente a todos los anteriores fármacos y plantas medicinales, está la melatonina, que presenta un perfil toxicológico benigno, sin problemas de dependencia o de insomnio de rebote tras la finalización del tratamiento. Es una alternativa a considerar en paciente donde los anteriores fármacos puedan resultar problemáticos, pero sin perder de vista que la melatonina tiene un efecto hipnótico muy modesto, que puede requerir varios días de tratamiento hasta alcanzar una respuesta clínica significativa y ello siempre que sea en las condiciones de uso autorizadas.

Ante la pregunta si necesitamos todos dormir 8 horas, no todos necesitamos dormir las mismas horas, la duración del sueño depende de muchas circunstancias como puede ser la edad y la genética, ya que cada persona es un mundo diferente. También influirán la actividad realizada durante el día y otros factores, como haber dormido siesta o haber pasado largos ratos adormecido. Las personas mayores necesitan dormir menos horas, pero muchas veces no son conscientes de que la disminución de esas necesidades es totalmente normal.

Como consejos, podemos enumerar el cenar al menos 2 horas antes de acostarse, no debe ser una comida copiosa ni demasiado pobre, para evitar la sensación de pesadez o de hambre. No realizar ejercicio físico intenso a menos de 6 horas antes de la hora de acostarse. Minimizar la luz, el ruido y los extremos de temperatura en la habitación. Limitar el consumo de excitantes (café, cola…), sobre todo en las horas próximas a acostarse. Las personas mayores necesitan dormir menos, eso es normal, no hay que preocuparse y si está tomando otros medicamentes informe a su farmacéutico o a su médico.

 

Anastasio Delgado Casas

Farmacéutico comunitario Torre de Juan Abad

 

 

*Foto: <a href=»https://www.freepik.es/fotos-vectores-gratis/fondo»>Fondo de vector creado por Iconicbestiary – Freepik.com</a>